Vivienda en Ortega y Gasset
El reto de este proyecto: a petición de su propietario, actualizar la imagen de esta magnífica vivienda del siglo XX para adaptarla a su personalidad y necesidades, manteniendo todo el carácter de la finca.
Destaca el uso de colores primarios para ofrecer focos de interés. Notas de color en intenso rojo, acogedor amarillo y especialmente el uso clave del profundo azul índigo en algunas de las paredes aportan personalidad respetando al mismo tiempo la esencia de la vivienda. Otra prioridad incuestionable fue respetar la luz natural que entra por los balcones, los cuales mantienen la carpintería original del siglo XX.
Elementos que generan nuevas texturas al espacio como los textiles, papeles pintados de la firma Cole & Son en paredes y techos y las molduras. Especialmente el zócalo en negro, hilo conductor de todo el proyecto, que emula el trazo veloz de un lapicero. Suelos en madera de roble en punta Hungría con fajeado perimetral conceden el toque acogedor que el propietario deseaba para sus reuniones con amigos y visitas.
Para completar la intervención, diseñé algunas de las piezas de mobiliario completamente a medida, como los cabeceros, el vestidor e incluso los espejos. La guinda del pastel fueron algunas joyas ocultas descubiertas en anticuarios y seleccionadas una a una: enseres y piezas de decoración, esos detalles que son los que terminan de imprimir todo el carácter a una estancia.
El resultado final es un hogar cálido y hospitalario, en el que disfrutar de grandes momentos en buena compañía, trabajar en nuevos proyectos o saborear la soledad.
Destaca el uso de colores primarios para ofrecer focos de interés. Notas de color en intenso rojo, acogedor amarillo y especialmente el uso clave del profundo azul índigo en algunas de las paredes aportan personalidad respetando al mismo tiempo la esencia de la vivienda. Otra prioridad incuestionable fue respetar la luz natural que entra por los balcones, los cuales mantienen la carpintería original del siglo XX.
Elementos que generan nuevas texturas al espacio como los textiles, papeles pintados de la firma Cole & Son en paredes y techos y las molduras. Especialmente el zócalo en negro, hilo conductor de todo el proyecto, que emula el trazo veloz de un lapicero. Suelos en madera de roble en punta Hungría con fajeado perimetral conceden el toque acogedor que el propietario deseaba para sus reuniones con amigos y visitas.
Para completar la intervención, diseñé algunas de las piezas de mobiliario completamente a medida, como los cabeceros, el vestidor e incluso los espejos. La guinda del pastel fueron algunas joyas ocultas descubiertas en anticuarios y seleccionadas una a una: enseres y piezas de decoración, esos detalles que son los que terminan de imprimir todo el carácter a una estancia.
El resultado final es un hogar cálido y hospitalario, en el que disfrutar de grandes momentos en buena compañía, trabajar en nuevos proyectos o saborear la soledad.
2022









